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Artículo sobre la extracción de la resina publicado en el boletín de la AETEPA (Asociación Española de Técnicos en Pinturas y Afines)

En el boletín número 2 de AETEPA, publicado el pasado 28 de octubre recoge un artículo de Félix Pinillos, perteneciente a la Fundación Cesefor, sobre la defensa del sector y de la industrias que aprovechan los recursos forestales, y en particular, sobre la extracción de la resina y cómo desde la Fundación se potencia este recurso autóctono.

 

En primer lugar, agradecer a AETEPA la posibilidad que brinda a un forestal de dirigirse a los técnicos de un sector aparentemente tan alejado como el de pinturas y afines.

Creo sin embargo, que los primeros tintes surgieron de diversos vegetales y a través de este breve artículo quiero mostrar la estrecha relación que hoy día sigue existiendo entre el tecnológico mundo que da color a nuestra forma de vida moderna y el medio natural, también hoy muy apreciado, como consecuencia de esa misma forma de vida.

Me propongo explicar brevemente cual es el proceso de obtención de la resina, materia prima natural y renovable, cuya composición química la hace especialmente favorable para múltiples y variados usos finales, entre los que se encuentran muchos relacionados con las pinturas.

La resina es una exudación natural de muchas especies de pino. En nuestro país fundamentalmente del Pinus pinaster que es el que más superficie ocupa en nuestros montes.

Para conseguir una producción aceptable en cantidad (del orden de los 3,5 Kg/pino), los resineros deben realizar una serie de labores durante casi 8 meses a lo largo del año. Esas labores consisten en quitar la corteza, realizar “picas” cada 14 días y luego recoger el preciado y pegajoso exudado. Esto lo hacen, en nuestro país, sobre árboles que tienen al menos 50 años de edad para que por sus dimensiones puedan ser aprovechados al menos durante otros 25 años, pasando posteriormente a su corta planificada para conseguir una regeneración natural.

Es decir, la “fábrica” de la resina es un pinar normalmente ordenado con esta finalidad y en el que podemos encontrar árboles de todas las edades. En los más jóvenes se llevan a cabo tratamientos selvícolas (clareos, podas etc..) para conseguir unos troncos limpios y gruesos que serán visitados durante 25 años y cada 15 días por los resineros, para que fruto de su destreza y esfuerzo, broten las gotas de resina.

El resinero se convierte así en el primer defensor del monte, en el que está su medio de vida, pero a su vez el monte es fuente de empleo en el medio rural y una gestión planificada permite compatibilizar ese aprovechamiento con otros muchos como madera, pastos, caza, setas, leñas y preservar los valores ecológicos de esas masas. Es decir, lo que ahora se conoce como desarrollo sostenible en sus tres ámbitos: ecológico, social y económico;  más de un siglo de historia de este aprovechamiento evidencia la veracidad de esa afirmación.

Sin embargo la desaparición de ese aprovechamiento origina que esa cadena de efectos positivos se rompa. Y ese aprovechamiento desaparece porque como ha podido deducirse es la mano de obra el componente principal en el coste de extracción, y siendo así es fácil comprender la dificultad de competir con países como China, que ahora mismo pone en el mercado el 80 % de la producción mundial.

De esa resina extraída el pino, por un proceso de destilación se obtienen colofonia y aguarrás, que son realmente las utilizadas y transformadas por la industria química para múltiples aplicaciones, entre ellas muchas relacionadas con el mundo de la pintura.

Una información más detallada de este sector puede obtenerse en la publicación “La Resina: Herramienta de conservación de nuestros pinares” que puede descargarse libremente en la web de Cesefor.

La idea que he intentado transmitir es que el aprovechamiento de las masas forestales contribuye a su conservación y al empleo en el medio rural, pero que para que ese aprovechamiento sea posible los productos obtenidos deben ser demandados y remunerados por empresas que los transformen compitiendo en un mercado global.

El fuerte desempleo en el medio rural, el incremento de precios de los productos resinosos en el mercado mundial con dificultades incluso en el aprovisionamiento, el incremento del consumo interno de los países en desarrollo y la tendencia en esos mismos países a transformar industrialmente esas materias primas, son argumentos que han puesto de manifiesto las posibles ventajas de una producción nacional.

Como productores de resina en España ofrecemos un producto natural y renovable, pero además aprovechado con garantías de sostenibilidad, que quizás presente características diferenciales para determinados usos y con garantías en su aprovisionamiento.

Lo ponemos en conocimiento  de los integrantes de esa asociación: empresas, investigadores etc.., para intentar aprovechar esas oportunidades, en beneficio de la competitividad  de las empresas españolas, pero también de la conservación de nuestro montes.

Ese conocimiento mutuo en la cadena de valor y la búsqueda de intereses comunes es uno de los objetivos del proyecto Sust-Forest (www.sust-forest.eu), con la intención de mantener la resinación como un aprovechamiento rentable del que se beneficie el sector forestal pero también las industrias que transforman esos productos en nuestro país.

Agradecemos la oportunidad que se nos brinda de exponer esta idea, ofreciendo nuestra colaboración en la exploración de esas posibilidades en el sector de las pinturas y afines.

 

Félix M. Pinillos Herrero.

felix.pinillos@cesefor.com